utilizado para calmar la sed producida por los alimentos salados; en él también se mojaban los duros bizcochos que exigían de mandíbulas bien dotadas, algo de que carecía la casi totalidad de los hombres, muchos afectados por el escorbuto. El ron se tenía como la bebida más preciada; además de la ración servida con cada comida, era utilizado por los altos oficiales para recompensar una buena acción de sus hombres en combate o mitigar como anestésico el sufrimiento de un convaleciente.
En el
interior de los botes se colocaban las jaulas de las aves de corral, que no
sólo proveían la cocina del bajel con carne, sino también de huevos,
recolectados por el ayudante del cocinero en las mañanas. En la bodega se
embarcaba el resto de los animales vivos: cerdos, bueyes y cabras; estas
últimas también proporcionaban leche. Por lo general el destino de estos
ejemplares eran las suculentas cenas de alimentos frescos para los banquetes
de la oficialidad, la cual desembolsaba importantes sumas de dinero en la
compra de los animales antes de zarpar.
En cambio,
la mala alimentación destinada a los ranchos, carente de vitaminas y en mal
estado de conservación, provocaba tal desnutrición en los hombres, que,
añadida a las enfermedades por la falta de higiene, causaban similares
estragos en bajas a los de un combate naval. Esto conllevó al establecimiento
obligatorio de asistencia médica cada dos semanas para todos los tripulantes.
El principal azote lo constituía el escorbuto, conocido como la «peste del
mar», enfermedad ocasionada por la falta de ingestión de frutas frescas y, por
consiguiente, la carencia de vitamina C. Otras patologías estaban relacionadas
con trastornos gastrointestinales debido al consumo constante de los alimentos
salados o el tifus provocado por la contaminación del agua.
Aunque se
les atribuye a los británicos el descubrimiento de la eficacia del zumo
cítrico para combatir el escorbuto, lo cierto es que los chinos desde mucho
antes lo concentraban para su consumo en las largas travesías que hacían los
ejércitos imperiales. La Royal Navy, ante la negativa de los marinos a consumir
el extracto de limón, implementó su uso en combinación con el ron, lo que le
otorgaba un sabor más atractivo al paladar de la marinería; lamentablemente los
bajeles españoles tardaron mucho en adoptar dicho remedio.